sábado, 29 de marzo de 2014

Barcino. Fotos y texto: SACASAS






































Modernismo




BARCINO

Una antigua ciudad fundada probablemente por los fenicios sobre anteriores asentamientos íberos (Laietanos), organizada por los romanos –los del imperio- que con los enredos de la historia ha terminado en manos de los catalanes y, lo que podría ser peor, gobernada por los españoles. Húmeda, hecho de piedra su corazón añejo y fundido en monótono cemento su entorno más moderno; poblada por todos los colores del arco iris y las lenguas de Babel, impúdica abre sus piernas  al mediterráneo para que todos vengan a fornicar con ella.
Bella entre bellas, con un pasado anarquista perdido en el mar creciente de restricciones que hoy constriñe a sus habitantes, conserva aún embrujos que el “progreso” no ha borrado. Perderse por las mohosas callejas de la antigua ciudad -amurallada que fue- rodeado de portalones cuyos picaportes de metal te miran moldeados en extraños seres, ya religiosos, ya impíos, sigue siendo un ejercicio para el alma. O caminar las amplias ramblas de la ciudad “Modernista”, vestíbulos de ensueño que se abren a espacios habitados por el mármol de enormes escaleras, pequeños ascensores de madera y rejilla, y adornos; pintados, esculpidos, grabados, esta vez con imágenes menos dramáticas que en el antiguo casco. O contemplarla desde alguno de los promontorios de su irregular superficie y escuchar su voz, constante zumbido, sentir su olor no siempre agradable y escrutar los secretos que se esconden en sus ventanas y ventanucos de infinitas formas y tamaños. Pero sobretodo la gente, siempre presente, que no soporta los encierros y sale al “carrer”, llena los trenes, los tranvías, los parques, las playas y por supuesto los bares, protagonistas indiscutibles de la vida en esta península donde todos son reyes y de la que Barcino no está exenta.
Y allí, en los bares, esta una parte muy importante del paisaje ibérico….la Gastronomía (con mayúscula)…..Las tortillas de patatas y de otras cosas, los jamones en sus guindas esparciendo su rancio olor, mil y una posibilidades de bocadillos (emparedados) fríos y calientes y las Tapas…………que si de pulpo o pulpitos, que calamares, que chocos (sepia), que de callos, Butifarra amb mongetas, que arroces de paella, marinera o negro y así… y para no hacernos interminables no hablaré de la bebida con la que se escancian estos manjares que todos fácilmente pueden imaginar, ni de los postres que dan para capítulo aparte . Hay que decir que ya no todos los bares son tan magníficos como el que describo pues el inefable avance de la posmodernidad se empeña en robarnos el alma a todos y a todo. Aun así Barcino sigue siendo un buen vividero y es merecido que los catalanes estén allí.



SACASAS





































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