domingo, 13 de abril de 2014

El taller de Vulcano. Fotos: SACASAS






El taller de Vulcano





En las profundidades del monte Etna un dios cojo y nada apuesto, fragua las armas con que los otros dioses llenan de miserias a sus súbditos, pobres humanos medrando sobre el planeta Terra, sometidos a sus caprichosos designios. Le acompaña la mujer más hermosa que haya concebido imaginación humana, la infiel Venus, pareja que reúne el amor con el odio lo bello con lo feo, la antítesis misma. El gigante Prometeo (para los griegos) apiadándose de los insignificantes hombres hurta el fuego de la fragua de Vulcano y se los entrega para hacer más llevadera su pobre existencia. Pero no será así, el contrahecho dios en connivencia con Júpiter elabora una muñeca de barro (¿coincidencia?) a la que este último infunde un soplo de vida y será la Pandora que destapará todos los males sobre los ya sufridos humanos. Prometeo terminará, como todo libertario, encadenado mientras un águila, inmisericorde, devora su hígado.
Queda como consuelo que el fuego está ahora en manos de los moradores del planeta, que en medio de todos los horrores desatados por Pandora se sirven de él, no solo para avivar los males –que no lo hace poco- sino también para imitar a los dioses en el supremo acto de la creación.
P.D: Fotos en el taller de fundición de bronce, La Massana, Barcelona.





































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