domingo, 6 de abril de 2014

Cuando la fotografía olía a vinagre. Texto y fotos: SACASAS





                         Campanario y Catedral, Cartagena. Colombia.



Cuando la fotografía olía a vinagre.

 

 

Era como  entrar en una discoteca. Oscuro, apenas iluminado por una luz roja o ámbar que se derramaba por los objetos dejando los bordes imprecisos, difuminados al contacto con las sombras; cuando no la tiniebla total, tanto, que podías ver los pensamientos flotando en ese espacio ahora infinito, que solo reaparecía cuando el tacto torpe determinaba la existencia de límites a medida que manipulabas los trastos del oficio. También magia y misterio. Magia porque de la nada surgían personas y cosas. Misterio porque sólo al final del proceso podías estar seguro de que obtendrías algo. Todo esto envuelto siempre en un vaho espeso, casi palpable, de aromas acres que se pegaban al cuerpo, a la ropa y por lo visto también a los recuerdos. Y al final – como dioses- decir “hágase la luz” y ella, rauda, rehacía el universo “real” en un santiamén y lo que había sido negrura, pasando luego, por fantasmales sombras sanguinolentas, ahora, podía apreciarse en todo el esplendor de la imagen fotográfica contemplándonos desde la bandeja de líquido fijador. Seres, adustos unos, contentos los otros. Piedras, en el caótico orden natural o en orden y concierto humanos, aunque el tiempo poco a poco las lleve de nuevo a su “desconcertado” origen. Ciudades, también de piedra, fundida ahora y pobladas de luz 24 horas al día. Paisajes, mares, naturalezas vivas y muertas, sucesos y sobre todo… los Muertos…….muertos que perviven y persisten pegados al papel convertidos en negro haluro de plata. Y es que el color, inventado años ha, no suplantaba al blanco y negro que,insistía (e insiste) en permanecer apoyado en su virtual manera de enseñarnos la realidad distinta a como la vemos.
El ácido Acético (vinagre), el hiposulfito de sodio, el revelador y los cuartos oscuros aún existen y probablemente seguirán existiendo mucho tiempo, pero cada vez menos y para fines muy específicos haciendo que la fotografía ya no huela a vinagre.
SACASAS
En este post el menú será entonces: Fotos a la vinagreta.Años 80s
















Hombre y Pasaje Hernandez, Bogotá. Colombia.

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