El grabado de la Luz.
Imágenes y textos originales
jueves, 28 de agosto de 2014
Cali cálido calidoscopio. Fotos y texto: SACASAS
CALI CÁLIDO CALIDOSCOPIO
(Título tomado del de un cortometraje de Carlos Mayolo)
“En Cali pusieron Las Tres Cruces para que el Diablo no pudiera entrar pero él ya estaba dentro y desde entonces no ha podido salir”. Este viejo dicho caleño define bien el espíritu fiestero y transgresor de esta ciudad del sur occidente colombiano, recostada a la cordillera occidental, sobre un amplio valle por donde serpentea el río Cauca orlado de dulces cañaduzales. El clima es el de un verano benigno (1 000mts de altitud) con algunas temporadas de fuertes lluvias que refrescan el ambiente sin llegar a ser frío. La ciudad se extiende alrededor del río homónimo tutelada por dos cerros, el ya citado de Las Tres Cruces y el de Cristo Rey. Fue fundada por Don Sebastian de Belalcazar el 26 de julio de 1536.
Cuando llegué a los cuatro años de edad (1957) era una ciudad tranquila de 300 000 H (hoy tiene casi 3 000 0000) las casas tenían las puertas abiertas desde muy temprano porque prácticamente no había ladrones y como aún no se construía el primer “rascacielos” (Edificio Aristi) era una urbe plana. El aroma de las Cadmias (Canagium odoratum) perfumaba sus calles orladas de casas de estilo colonial y republicano de construcción humilde. Cali, hasta mediados del siglo XX, no fue una ciudad muy importante y caía en la órbita de Popayán, capital del Gran Cauca, pero a partir de allí tuvo un crecimiento desmesurado muchas veces impulsado por las olas de violencia pólitica que sacudían de tanto en tanto el país y que castigaban especialmente, las zonas rurales. Era una ciudad de árboles frutales, toda la avenida del hipódromo estaba sembrada de mamoncillos que cargaban cada año, igual la Avenida de los Mangos (Que todavía existen pero sus frutos ya no son comestibles) y también de coca que era el seto preferido en jardines y separadores de tráfico. Toda esta vegetación permitía una variedad de aves como no he visto en ninguna otra ciudad, hay de todos los colores (todavía hoy) petirojos, petiamarillos, pitchafues, loras, pericos, azulejos, grandes gallinazos negros, torcazas; un verdadero calidoscopio plumífero
Las calles siempre concurridas se adornaban con el arcoíris de las flotas de buses que se distinguían por caprichosas mezclas de colores, así teníamos: Azul-Crema, Azul- plateada, Rojo-crema, Verde San Fernando, Verde-plateada, Verde Bretaña, Blanco y negro y los infaltables Papagayo; amarillo, azul y rojo. Hoy no existen, han sido suplantados por un sistema más moderno (?) descolorido y que no cubre eficientemente las necesidades de transporte (se tarda más en llegar a los sitios). Las calles siguen concurridas de día pero de noche la ciudad está desolada.
Muchas cosas siguen como siempre, todavía se puede ir a la galería (mercado) a comerse un tamal (Pastel de maíz envuelto en hojas de plátano) como Dios manda o devorar chontaduros (fruta tropical) que pela con maestría una hermosa mujer de ébano.
A pesar del paso de los años, de todos modos, todavía se puede decir que
“Cali es Cali y lo demás es loma”.
SACASAS
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