El protóxido de hidrógeno.
Si
iniciáramos un incendio quemando hidrógeno en presencia de oxígeno obtendríamos
una ceniza muy especial de esa combustión: Protóxido de Hidrógeno. Esta
singular molécula de la que es muy apropiado y saludable consumir en suficiente
cantidad invade sin remedio todos los rincones del planeta pues donde no está
líquida se disfraza de gotitas de vapor para ejercer su omnipresencia en todos
los espacios y. como los ángeles, sube a los cielos y cae después hecho maná
sobre la arrugada superficie de nuestro habitado esferoide para seguir llenando
los infinitos resquicios, jardín de senderos que se bifurcan, donde
innumerables seres requieren su presencia. Protóxido de hidrógeno, ceniza de un
fuego que ya nadie recuerda dónde ni cuándo ocurrió; en qué recóndito sector
del universo (el nuestro) esa escoria, ascua ya sin fuego, pudo dar a luz a la
vida.
Por si
acaso, la fórmula de esa pequeña
molécula, intríngulis de partículas en alocada danza quántica es:
H2O
Sacasas